El 19 de octubre de 2024 comenzó uno de los días más esperados de mi vida: la ascensión al Aneto, la cumbre más alta de los Pirineos. A las 3:45 de la mañana, el despertador me sacó de la cama. Tras años soñando con este momento, al fin se hacía realidad.
Preparativos para la ascensión al Aneto
Después de un rápido desayuno, me vestí con el sistema de capas recomendado por Jorge, nuestro guía. Su consejo de usar varias capas finas, en lugar de una gruesa, demostró ser muy práctico. A las 4:30 nos encontramos con Jorge en el lugar acordado. El día anterior habíamos recibido el material, ajustado los crampones y resuelto todas las dudas. Este detalle de preparación previa es algo que distingue a un guía profesional como Jorge.
Inicio de la aventura bajo un cielo estrellado
A las 5:00, tras llegar al punto de partida en coche, encendimos los frontales y comenzamos la ascensión al Aneto. Ajustamos las mochilas y los bastones con las rosetas recomendadas para la nieve. Aunque estaba tenso, las palabras tranquilizadoras de Jorge me ayudaron a relajarme.
El cielo estrellado era impresionante, y Jorge, con su experiencia, nos guiaba con precisión por los senderos en la oscuridad. Cada paso estaba cuidadosamente planificado para adaptarse a nuestras capacidades.
Primer descanso: aclimatación y vistas impresionantes
A las 6:50 hicimos la primera parada para hidratarnos y comer. La ruta había sido entretenida, y Jorge nos llevó por caminos alternativos que solo los guías locales conocen. Con las primeras luces del amanecer, nos mostró el mar de rocas y nieve que teníamos por delante. Su conocimiento del terreno nos dio confianza para continuar.
Equipándonos para la nieve y el hielo
A las 8:00, tras una hora caminando entre rocas, nos detuvimos para equiparnos con el material de progresión invernal. Colocarnos el arnés y los crampones previamente ajustados fue un alivio en el frío de la montaña. Jorge nos ofreció una breve clase de técnicas de cramponaje, lo que mejoró significativamente nuestra técnica y seguridad.
El Collado de Coronas y el paso de Mahoma
A las 9:00 llegamos al Collado de Coronas. La pendiente pronunciada exigió un esfuerzo considerable, pero la huella en zigzag trazada por Jorge facilitó la subida. Poco después, enfrentamos el famoso paso de Mahoma, un tramo sobrecogedor que, gracias a la seguridad de la cuerda y las indicaciones claras de Jorge, superamos sin dificultad. Este tramo confirmó la importancia de contar con un guía experimentado.
La cima del Aneto: un momento inolvidable
A las 9:45 alcanzamos la ansiada cima del Aneto. Aunque la cruz y la Virgen del Pilar estaban ausentes por restauración, las vistas eran sobrecogedoras: el Turbón, Ballibierna, Cotiella y muchos otros picos majestuosos se extendían ante nuestros ojos. La sensación de logro y felicidad fue indescriptible.
El descenso: descubriendo la belleza de los Pirineos
A las 10:20 comenzamos el descenso. Aunque más relajado, requería atención debido al desnivel de 1.500 metros. A las 12:30, llegamos al ibón de Salterillo, un lugar de ensueño donde hicimos una pausa para disfrutar de las vistas del Aneto y los Montes Malditos. Jorge, con sus conocimientos locales, nos llevó por atajos que hicieron más llevadero el regreso.
Finalmente, a las 14:45 alcanzamos los vehículos. La mezcla de paisajes, aprendizaje y seguridad durante la ascensión al Aneto hizo de esta experiencia algo inolvidable.
Recomendación: Ascender al Aneto con guía profesional
La ascensión al Aneto es una aventura que merece ser vivida al máximo, y hacerlo con un guía profesional como Jorge marca la diferencia. Desde la preparación hasta los momentos más técnicos, su experiencia garantiza seguridad, aprendizaje y disfrute en cada paso. Si estás planeando subir al Aneto, no dudes en contar con un guía experto.